Consejos para teletrabajar de manera eficiente (2)

Cuando pensamos en este tema, nos dimos cuenta enseguida que no valdría con un solo post. Por eso publicamos una primera entrega de consejos para teletrabajar de manera eficiente sabiendo que deberíamos ampliarlos con una entrada adicional. ¡Pues aquí la tienes! 

Seguimos avanzando hacia la productividad con algunas tareas que puedes imponerte desde hoy mismo. Puede llevarte algún tiempo irlas incorporando a tu rutina pero, a medida que lo hagas, notarás positivamente los efectos de esta nueva metodología de trabajo.

Ya hemos hablado anteriormente de la relevancia de tener un espacio adecuado y ordenado. Volveremos sobre la importancia de la teleoficina, pero en esta batería de consejos no queremos perder de vista lo importante que es el trabajo con uno mismo.

Conceptos como el autocuidado o la importancia del ejercicio físico en nuestro rendimiento son tan básicos para teletrabajar de una manera sana como mantener una higiene mental.

Antes de arrancar la jornada y comenzar a responder correos, llamadas, plazos, entregas… antes de todo eso, tómate un tiempo para ti como persona, no como emprendedor, amigo, hijo o como madre o padre de familia. Unos minutos exclusivamente para ti.

A mucha gente le va muy bien realizar algún tipo de meditación como el Mindfulness, que te ayuda a tomar conciencia plena de ti mismo y centrarte en el aquí y ahora despejando la mente de proyecciones y preocupaciones. Aunque no seas muy amigo de estas técnicas, es algo que te recomendaría probar (no pierdes nada, ¿verdad?).

Pero esto depende de cada uno ya que, a lo mejor, a ti lo que más te ayuda es tomarte un café leyendo la prensa o salir al balcón a respirar el aire fresco. Esto es algo muy personal, pero importante.

Otro clásico del teletrabajo es el de dejar de usar ropa con bolsillos y pasarse el día con una camiseta y un pantalón de pijama o unos leggins que ya tienen sus años. De acuerdo: es una tentación y resulta cómodo, pero a la larga no ayuda.

Las rutinas positivas ayudan a mantener la disciplina de trabajo y a no dejar que acabemos borrando los límites entre oficina y hogar. Si cuando de levantas te duchas, peinas, aseas y vistes igual que si salieras al trabajo, tu propio estado mental generará una predisposición diferente.

No hace falta que te pongas traje y corbata o unos tacones de 10cm: puedes estar cómodo sin necesidad de llevar una sudadera con pelotillas y un pijama de felpa.

¿Conoces esta palabreja? Hace referencia a la tendencia que tenemos todas las personas a disiparnos durante la realización de una determinada acción o actividad. 

Esto es muy habitual, por ejemplo, cuando estamos trabajando en un informe y de repente nos llega una notificación de Instagram al móvil. Paramos el trabajo un momento para consultarla, luego vemos un anuncio de algo interesante, vamos a ver esa página y acabamos en un periódico online. Cuando te quieres dar cuenta, han pasado  25 minutos.

Procrastinar es una tentación para todos incluso en una oficina rodeados de gente, así que estando solos y sin un jefe o compañeros ante los que justificarnos…

Cuando arranca la vorágine del trabajo, es fácil que acabes saltando de una tarea a otra, apagando incendios y, por el camino, perdiendo el foco. Cada salto supone una readaptación hasta que nos adaptamos a lo que estamos haciendo.

Nuestra capacidad de atención es limitada y, a partir de cierta cantidad de tiempo que depende cada uno, empezamos a tener que hacer un sobreesfuerzo para mantener el foco en la tarea.

Te puede ayudar mucho hacer listas de lo que hay que pendiente y usar otras herramientas de project management. De este modo, podrás gestionar más eficientemente tu tiempo y centrarte cada vez en una tarea, pero sabiendo lo que tienes por delante y priorizando las cosas más importantes.

El desorden genera una sensación de no estar llegando a todo que incrementa el estrés y la insatisfacción de manera exponencial.

Este es, en mi opinión, uno de los consejos más importantes para mantener la productividad en el teletrabajo, pero también un equilibrio vital que influye en todos los aspectos de tu vida. 

Si tu casa es tu oficina y viceversa, vas a pasar muchas horas entre esas paredes. No te desplazas, no tomas café con nadie, no comentas los pormenores del trabajo con nadie que no sea tu familia (y que no tienen por qué entender de lo que les hablas, que ellos ya tienen lo suyo), ni siquiera hablas de la última serie de moda.

Si el trabajo no te hace salir, tienes que ser tú el que lo deje de hacer por dedicarle un rato al día a ver a algún amigo, ir al gimnasio o cualquier otra actividad que te ayude a interactuar con terceros.

También es buena idea mantener charlas con otros profesionales con los que tengas relación, amigos o compañeros que tengan una situación, intereses y problemática similar. Una llamada de teléfono está muy bien, pero no descartes tampoco acudir a eventos y charlas porque, al mismo tiempo que potencias tu formación, tienes oportunidad de mantener relaciones sociales.

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