¿Crecer o rentabilizar? Esa es la cuestión
Laia Ordoñez
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En un mundo perfecto, crecer y rentabilizar irían de la mano. Eso sin duda ahorraría muchas horas dedicadas a definir estrategias y a tomar grandes decisiones, pero desafortunadamente no es así. Para comenzar un nuevo negocio, es importante que ambos conceptos estén bien claros. Al principio de la aventura que supone comenzar una startup, decidirse por crecer o rentabilizar ayudarán a definir mejor nuestra estrategia de evolución desde el principio.
Una startup es una especie de montaña rusa, entendámoslo así. Una montaña rusa que tiene un inicio determinado pero cuyo final de recorrido está por definir. Puede tener una trayectoria larga, con grandes subidas y bajadas e incluso loops que lo pongan todo patas arriba; o puede ser una atracción fugaz y poco duradera en la que las decisiones precipitadas e impacientes acaben con todo el futuro que pudiera tener.
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Crecer, el espíritu de la startup
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La fase de crecimiento de un negocio podría decirse que es la inmediatamente posterior a la del desarrollo del producto –entendiendo siempre que el producto constantemente se pule y se mejora. Entendamos la fase de crecimiento como un acto paciente en el que se focalizan las fuerzas en la expansión y la captación de nuevos clientes, así como en la ampliación del equipo para responder adecuadamente a todos los frentes.
Las ventajas de decantarse por crecer radican principalmente en que cuantos más clientes tengamos en la fase de crecimiento, en el momento que cambiemos hacia la fase de rentabilización, el pastel será mayor. Muchas empresas se han quedado a mitad de camino por falta de paciencia a la hora de esperar el momento adecuado para rentabilizar. Pero nosotros no queremos que nuestra montaña rusa se quede a la mitad, sino que llegue a donde nos hayamos propuesto.
Quizás uno de los mayores problemas a los que podemos enfrentarnos en la fase de crecimiento es el aumento de los gastos unido a una falta de grandes ingresos regulares. Y es que, si nos hemos decantado por el crecimiento, deberemos ser capaces de hacer frente a los costes que eso trae consigo. La manera más habitual de hacer frente a estos costes es la búsqueda de inversores externos que soporten nuestra fase de crecimiento, aunque también hay empresas que se autofinancian (la opción más segura) o piden créditos (la menos segura por falta de control y asesoramiento experto).
Al final, es cada empresa la que deberá encontrar su estrategia adecuada para poder continuar su crecimiento cuanto sea posible.
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Rentabilizar, ¿dónde está el dinero?
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Por supuesto que no todas las iniciativas empresariales tienen la misma naturaleza y objetivos pero… ¿qué pasa cuando la fase de espera ha terminado y ha llegado el momento de obtener beneficios? Pasa que cuanta más paciencia hayamos tenido en la fase de crecimiento, más valiosos seremos. Como el buen vino, algunas empresas mejoran y se vuelven más valiosas con el paso del tiempo. Saber en qué momento dar el paso y buscar la monetización del negocio es quizás una de las más preciadas habilidades.
El gran problema de no buscar la rentabilidad desde el principio puede aparecer justo en el momento de intentarlo. Riesgos como que nuestro producto no esté a la altura del mercado, los competidores se nos hayan adelantado, el mercado se haya deshinchado o nos hayamos quedado sin financiación porque la hemos gastado en crecer todo lo posible, son algunos de los mayores riesgos a lo que nos exponemos no buscando la rentabilidad inicial.
¿Crecer o rentabilizar? Esa es la pregunta eterna. La respuesta queda en manos de cada uno, y nosotros te ayudamos a decidirte exponiéndote los pros y los contras. La clave se encuentra en planificar la estrategia de evolución y poco a poco ir viendo qué funciona mejor para nosotros.
Imágenes | Pixabay.