El efecto de la guerra de Ucrania en el eCommerce

Vaya por delante que, por encima de los negocios, siempre estarán las personas. Este conflicto entre Rusia y Ucrania es, ante todo, una catástrofe humanitaria. Como tal la entendemos, y nos sentimos profundamente consternados ante lo que está ocurriendo.

 Hecha esta importante matización, nos centramos en otra de las múltiples e importantes aristas que este complejo asunto tiene: la económica.

Tener una guerra en las mismas fronteras de Europa ya supondría un grave problema para la importación y la exportación. Pero si, además, uno de los implicados es uno de los países más poderosos del mundo… todo se complica extraordinariamente.

 Veamos a qué niveles nos va a afectar a todos en mayor o menor medida el escenario bélico en el que nos encontramos.

No nos olvidemos que la pandemia del COVID-19 ya estaba complicando mucho la cadena de suministro desde el primer eslabón al último, empezando por el hecho de haber detenido la extracción de materias primas y la producción de productos manufacturados.

 En el momento en que se reactivó el comercio prácticamente de manera simultánea en todo el mundo, China se vio incapaz de satisfacer la demanda global. De alguna forma, podemos decir que ese rol de mayor fabricante a nivel internacional le ha hecho generar un colapso muy importante del que, antes de empezar la guerra, aún estábamos lejos de empezar a salir.

 Ahora sumemos que Rusia es el primer productor de metales como el paladio o el níquel, y el tercer exportador de acero a nivel global, a lo que añadiremos materiales de construcción y maquinaria.

Por su parte, Ucrania es uno de los mayores exportadores de su área para aceites de girasol, piensos agrícolas y fertilizantes.

Estrechamente relacionado con el epígrafe anterior, nos encontramos con que la logística simplemente no podían absorber el volumen de envíos que se generaban. No había barcos suficientes y el transporte por carretera también estaba al límite. De ahí la famosa crisis de los contenedores.

 Con el conflicto bélico en pleno auge, nos encontramos con dos circunstancias adicionales que lo complican todo aún más:

•  Los cierres del espacio aéreo y carreteras: la comunidad internacional ha optado por cerrar no solo el espacio aéreo ucraniano en el que se producen los enfrentamientos, sino que también ha vetado a las aerolíneas rusas sobre sus territorios. Los vuelos comerciales desaparecen y las carreteras no son transitables.
• La crisis energética: si China es uno de los mayores fabricantes, Rusia se caracteriza por ser el mayor distribuidor para Europa de petróleo y gas (el 40% del que se consume en el territorio europeo). Toda esta guerra ha influido determinantemente en el precio del combustible y eso encarece absolutamente todo, un incremento que se repercute en el cliente final porque es inasumible para muchos márgenes. Esto retrae el consumo.

En realidad, Rusia se caracteriza especialmente por ser un territorio que, más que autónomo, es tremendamente hermético. A nivel de eCommerce, por ejemplo, Amazon no es ni de lejos la plataforma más potente.

 Tampoco utilizan tan masivamente Google como en Occidente. La cuota de mercado de Yandex –su principal competidor– es de un 34%, lo que hace que incluso a nivel de SEO todo esté más controlado internamente.

Otra cosa a tener en cuenta son los servicios, porque Google y Apple han suspendido sus sistemas de pago que sí eran masivamente utilizados por la población para realizar transacciones.

 Además, las sanciones de la comunidad internacional también han influido directamente en el sistema bancario, dejando a Rusia parcialmente fuera del mismo, con lo que los medios de pago se han complicado notablemente (unido a una recesión galopante debido a un cierto “corralito” interno y la depreciación imparable del rublo).

 Además, vemos cómo grandes marcas globales han dado el paso de dejar de vender temporalmente en territorio ruso. Los productos deportivos de Nike, los dispositivos electrónicos de Apple, firmas del sector textil como H & M… nunca sabremos exactamente qué componente político hay en la decisión y cuánto de problemas logísticos o económicos.

 Por lo tanto, sectores como el turístico, el inmobiliario (y todos los negocios que orbitan a su alrededor), las bebidas alcohólicas o la moda…  van a acusar el golpe inevitablemente.

Imágenes | Unsplash y fuentes enlazadas.