Tips para usar filtros de Instagram Stories y no pasarse de rosca (1)

La cuestión del uso de filtros en redes sociales es un tema más relevante de lo que puede parecer, porque entronca directamente con la forma de comunicarse del usuario. 

Por eso, vamos a dedicarle un par de posts para dejar claro cuál es el mejor modo de usar los filtros de Instagram Stories sin parecer sacados de otra época o, mejor dicho, sin que el uso que le damos a esos filtros delate a qué generación pertenecemos en realidad.

Recalquemos que en todo momento hablamos de filtros de Instagram Stories y no de los filtros fotográficos en Instagram. Estos últimos llevan con nosotros desde que la aplicación empezó a despuntar, pero no dejan de ser eso: modificadores que permiten editar tus imágenes de una manera más o menos sutil.

Los filtros de Instagram Stories son otra cosa. Con la popularización de las historias efímeras que Instagram copió descaradamente de Snapchat y su estrategia hacia las marcas también llegaron los filtros, que permitían modificar en tiempo real lo que se capturaba en la cámara.

Esta función fue una de las que contribuyeron a que aquella red revolucionara un mercado que estaba muy estancado en cuanto a novedades reales.

Seguro que recuerdas lo que te llamó la atención la primera vez que viste en funcionamiento ese filtro que te coloca orejas y morro de perro. Esto, que parece tan trivial, en realidad se trata de una aplicación de Realidad Aumentada con una cierta complejidad. Básicamente, lo que hace es servirse del vídeo para añadir una serie de elementos de síntesis y animaciones sobre él.

Este filtro triunfó de tal manera que Snapchat encontró en este tipo de filtros una vía de monetización, permitiendo a las marcas crear los suyos propios. A día de hoy, los filtros personalizados también están disponibles en Instagram, tanto para usuarios/creadores independientes como para las marcas.

Pues, como ya decíamos, porque han constituido una forma de completar los recursos comunicativos de la audiencia. Igual que ahora mismo el uso de emojis no parece nada revolucionario, los filtros añaden matices y contexto a lo que se está diciendo.

Como marcas, tenemos la obligación de entender la forma en la que nuestro público objetivo se expresa, los códigos que entiende y cómo entiende las interacciones dentro de una red social como Instagram. Tenemos que ser capaces de llegar a ellos utilizando sus mismos códigos. 

Eso sí, existe ese riesgo que siempre está presente en la comunicación que es el de “irse de tono” o sobreutilizar un recurso, como los filtros de los que estamos hablando. Lo que en una cierta medida puede resultar divertido y cercano, puede también convertirse en una caricatura que la marca no debe asumir.

No podemos perder nunca el foco de nuestra línea de comunicación. Si somos una empresa posicionada como un referente en el sector médico, puede que no nos interese demasiado tener al CEO vomitando arcoiris en nuestro perfil de Instagram.

 Cuando accedemos a Instagram Stories, en la pantalla principal podemos ver en forma de semicircunferencia una serie de iconos. Este dial nos permite desplazarnos e ir probando los distintos tipos de filtros que existen.

Por defecto, contamos con los creados por Instagram. Pero a medida que vayamos siguiendo a perfiles y marcas que tengan sus propios filtros personalizados, iremos recibiéndolos de manera automática en nuestra ventana de creación de Stories. Podemos diferenciarlos en varias clases.

Estos no se considerarían Realidad Aumentada porque, simplemente, añaden capacidades y recursos a la creación de los vídeos, pero no elementos adicionales en 3D. 

Hablamos, por ejemplo, de música desde una galería, vídeos en reverso o los famosos loops conocidos como Boomerang, en los que se graba una pequeña secuencia.

Pueden ser los más sutiles. Lo que permiten es, de algún modo, cambiar el lugar en el que se encuentra la persona de una manera virtual. 

Podemos situar al usuario en una playa en lugar de la oficina, o algo más sutil, como estar recibiendo un rayo de sol filtrado por las nubes o dentro de una tormenta.

Por tratar de explicarlo lo mejor posible, utilizaremos una ejemplo: con la aplicación de un simple filtro, podemos hacer que, en lugar de parecer un vídeo grabado o emitido desde un teléfono móvil, tenga el aspecto de ser una grabación de una cámara de visión nocturna, un circuito cerrado o una de Super 8 con las características líneas, grano y artefactos. 

En realidad, este tipo de filtros de Instagram sirven como recurso narrativo: nos permiten jugar creando atmósferas distintas.

Los auténticos reyes, los que más interesan a los usuarios y posiblemente a las marcas. La Realidad Aumentada es genial para modificar la apariencia de la persona protagonista del vídeo. 

Sí, ya hemos dicho que se pueden poner orejas de conejo o pelucas, pero –y esto es lo más importante– se puede utilizar esta tecnología como un probador virtual para maquillaje, moda o complementos.

Este branded content realmente aporta valor y, si se combina con las herramientas de conversión que Facebook está implementando poco a poco, como los Shoppable Tags y otras alternativas… puede ser un cañón para las ventas.

De momento esto es todo, pero atentos porque este viernes mismo te contamos más cosas y te damos soluciones estratégicas con algunos ejemplos y todo.

Imágenes | Pexels, Instagram.