El modelo de franquicias: ¿te interesa? Pros y contras

Recientemente os contábamos qué es y cómo funciona el modelo de franquicias, en el que un franquiciador vende su modelo de negocio a un franquiciado. Sobre el papel hay que reconocer que parece una buena idea. Pero como suele ocurrir no encaja igual para todos los tipos de emprendedores e inversores.

Para que tengas claro si las franquicias están pensadas para ti, hoy vamos a desgranar las principales ventajas e inconvenientes de este modelo de negocio. Ponlo todo en la balanza y así tomarás tu decisión de una manera fundamentada.

Algunas de estas ventajas son evidentes; en otras a lo mejor no te has parado a pensar.

Una de las cosas que más cuesta al arrancar un negocio es, en primer lugar, conseguir una venta, y después hacer que ese cliente vuelva a comprarnos, que nos recomiende y favorezca la prueba social.

Pues bien, al optar por una franquicia en cierto modo estamos “comprando” esa marca y, con ella, a los clientes fieles que puedan existir y que ya confían en la marca de la franquicia, de modo que no tienen que descubrir nada nuevo.

Digamos que esto nos evita partir de cero –con todo lo que ello conlleva– porque ya hay un brand awareness y no tenemos que construir la marca.

Ya sabes aquello tan manido de “la unión hace la fuerza”. Por mucho que parezca un cliché, hay que reconocer que es verdad.

Se puede establecer un fondo de publicidad entre las condiciones entre franquiciador y franquiciado. Esto resulta ideal, porque el esfuerzo se reduce mucho y nos permite llegar a medios a los que no podríamos optar de manera independiente. Las campañas de marca favorecen a todos los franquiciados por igual.

A nivel local, los franquiciadores también suelen ofrecer material promocional y de comunicación prediseñado por agencias que tampoco suelen estar al alcance de un negocio que parte de cero.

Con lo que cuesta encontrar a quien nos venda los mejores productos a un precio razonable, el modelo de franquicias resuelve este punto de un plumazo.

 Con años en el mercado, la franquicia ya se han llevado todos los chascos que tenía que llevarse. Ahora trabaja con quién responde y, además, por su capacidad de compra, obtiene un mejor precio.

Este es uno de los valores más difíciles de cuantificar, pero tiene un importante peso en la viabilidad de la empresa.

En lugar de sentir la soledad del emprendedor, tenemos a quién recurrir; y no son especialistas de carácter general: lo son en nuestro modelo y nicho concreto, con lo que sus directrices son muy a tener en cuenta. Un pequeño gran lujo.

Tener una formación adecuada, tanto para ti en tu rol de gestor como de tus empleados en el suyo, marca la diferencia entre un negocio y otro.

Las franquicias destinan una gran parte de sus esfuerzos en asegurarse un personal formado y preparado. Suelen establecer periódicamente reciclajes profesionales y disponen de mucho material específico para aprender a hacer las cosas a su estilo (que suele ser el más eficiente, o el que más interesa).

Por resumir lo positivo, podemos decir que partimos de un modelo de negocio testado y que funciona, con lo que no tenemos que buscar un nicho desde cero. Además de esto, al unificar parte de la comunicación, se hace una utilización de los recursos dedicados a la captación mucho más eficiente.

No todo van a ser virtudes. Como cualquier modelo de negocio, el de franquicias también tiene sus inconvenientes, y algunos de ellos puede echarte para atrás. Valóralos también.

Esta puede ser una gran barrera de entrada. Dependiendo de los cánones y exigencias de la franquicia, te encontrarás ante un desembolso que puede ser bastante fuerte. 

Es cierto que hay franquicias baratas potencialmente rentables, pero incluso en esos casos siempre hay que poner un capital inicial y ofrecer una serie de garantías.

Por seguir con la cuestión económica, decir que el acuerdo con la franquicia implica satisfacer una serie de pagos que van en proporción a los ingresos. 

Este “peaje” se mantendrá para siempre y difícilmente se podrá negociar. Por mucho que nos ofrezcan una serie de ventajas y beneficios asociados a pertenecer a la franquicia, veremos siempre limitado nuestro margen.

Ellos deciden sobre el producto, la decoración de la tienda, el uniforme de los empleados, la metodología de trabajo, las promociones a lanzar, las campañas publicitarias (aunque sean locales). Esta rigidez se hace extensiva a los proveedores. Es muy común que no nos permitan comprar a nadie fuera de un listado validado por la franquicia. 

Es probable que entiendas el emprendimiento como tomar las riendas de tu propio negocio y, francamente, esto te limita en cuanto a estrategia y creatividad. Tenlo en cuenta.

Imagina lo que supuso para los franquiciados de Domino’s Pizza un vídeo en el que se veía a los trabajadores de uno de sus restaurantes en una actitud, digamos, poco profesional en cuanto a la manipulación de los alimentos. 

Por mucho que el resto de los franquiciados cumplan escrupulosamente con las normativas de sanidad, cuando aquel vídeo se hizo viral todas las tiendas de la marca sufrieron la misma crisis de reputación. De acuerdo, este es un caso extremo, pero sirve para ilustrar hasta qué punto nos exponemos.

Resumiendo la parte negativa, no es tanto en que se requiera una inversión inicial elevada como el nivel de rigidez que mantienen algunos franquiciadores. Si no te gusta verte limitado por procedimientos o estrategias predefinidas que vienen de una empresa matriz, seguramente encuentres bastantes puntos de fricción si montas una franquicia.