Guía para saber delegar: cómo lograr un negocio que marcha solo (1)
Miguel Nicolás
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Podemos decir que el sueño de cualquier emprendedor es un negocio que marcha solo. Si quieres eso y no morir de estrés, necesitas nuestra guía para saber delegar.
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Hemos preparado una serie de consejos que puedes aplicar a tu propia empresa. Sabemos que, a veces, dejar la responsabilidad en manos de otros suele hacerse un tanto cuesta arriba. Especialmente al principio, cuando no confías del todo en que se vayan a hacer las cosas tal y como tú las harías.
Es un proceso un tanto delicado, pero no solo es beneficioso para la salud de la empresa y la tuya propia: es necesario si quieres crecer sin dejarte la piel en ello. Nadie es capaz de mantener un negocio completo sobre sus hombros indefinidamente.
Vamos a ayudarte a cambiar tu forma de ver y hacer las cosas y a convencerte de que, para tener éxito, debes saber delegar.
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¿Cómo estás?
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No, no es un formalismo. Lo que quiero es que pares un segundo y te hagas esa pregunta.
¿Te encuentras bien?
Si sientes que estás estresado, insatisfecho en algunas cosas clave del negocio, te cuesta descansar, o incluso has dejado de lado el autocuidado… no, no estás bien ni deberías normalizarlo.
Por mucho que te empeñes y por muchas horas que le dediques al negocio, siempre te quedan tareas por hacer. Tratas de ser lo más productivo posible y al final apagas el ordenador muy cansado, a las tantas de la madrugada e incapaz de conciliar la vida personal y profesional.
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¿No lo ves? Necesitas ayuda. No hay nada malo en ello, es algo absolutamente normal. Tienes que delegar parte de esas tareas que te están dejando sin aire.
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Por qué no delegar es un error
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Si no delegas, no solo lo estás pagando con tu salud: estás limitando tus posibilidades.
Por mucho que alargues tus jornadas, e incluso suponiendo que tu cuerpo aguante, el tiempo es un recurso limitado. El techo de tu empresa está en el de los recursos que puedas dedicarle.
Si tus competidores tienen un equipo completo, juegan con la ventaja de tener más manos y cabezas. Pueden realizar más tareas en paralelo y, por si esto fuera poco, el proyecto se beneficia de diferentes habilidades y conocimientos.
Otro aspecto importante que debes tener en cuenta es que, si la empresa crece, vas a necesitar delegar de manera obligatoria.
Estratégicamente, es mucho mejor delegar cuando tienes algo de tiempo para poder dar la formación necesaria. Si te pilla el toro, te va a costar hasta supervisar a esa persona o grupo, y ahí es donde pueden surgir los errores, donde falla todo.
¿Realmente quieres darles facilidades a tus rivales?
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Cómo delegar siendo emprendedor
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Como decimos, si queremos que todo vaya de manera fluida, es imprescindible una cierta planificación. Tómate algo de tiempo antes de lanzarte de cabeza y analiza bien la estrategia.
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#1 – Identifica los objetivos de delegar
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¿Qué es lo que necesitas y qué debería aportarte esto? Básicamente hay 3 grandes objetivos:
- Obtener más tiempo: lo que siempre necesita un emprendedor.
- Minimizar debilidades: sabes perfectamente que no eres el mejor en todo; piensa en qué flojeas y busca a alguien que lo equilibre.
- Potenciar oportunidades: en el otro lado de la balanza están aquellas tareas a las que alguien te puede ayudar a subir el nivel trabajando en equipo.
Trata de valorar esto como si fueran KPIs básicos para la salud de tu negocio. Cuantifica lo que te va a suponer con cifras y objetivos a superar. Solo así podrás evaluar si la estrategia está dando resultados.
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#2 – Audita las tareas
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Delegar sí, claro. Pero no todo puede pasarse a otra persona de manera inmediata. Tienes que examinar detenidamente qué es lo que haces y sobre cuáles de esas tareas puedes ceder el control.
Lista todo lo que haces en tu día a día a lo largo del mes. Con ese listado en una hoja de cálculo, asigna un valor del 1 al 5 en cuanto a lo crítica que resulta cada tarea para el funcionamiento del negocio.
Aquellas realmente críticas no se deben delegar –al menos inmediatamente.
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#3 – Elige qué delegar
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Entre el resto de funciones, es importante que valores aquellas que realmente pueden darte un salto de calidad, o que son repetitivas, mecánicas y consumen demasiado tiempo. Estas dos tipologías son las primeras que debes encomendar a otros.
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Valora también el tiempo que te va a suponer formar a esa persona.
¿Tienes realmente lo necesario para enseñarle con calma y rehacer las tareas si es necesario? ¿Qué ocurre si no se completan a tiempo? ¿Es determinante que tengan una calidad perfecta o tienen margen?
Cuando te aprietan los plazos de entrega o el volumen de negocio es excesivo, necesitas que te quiten trabajo y no que te aumenten la carga.
Tenemos mucho más que decir acerca de saber delegar para que el negocio funcione con menos trabajo y más supervisión por tu parte. Por eso esto es solo una primera entrega, en unos días te daremos más consejos.
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¿Quieres saber más sobre saber delegar? ¡Pues permanece atento a la próxima entrega de esta serie! Y tú, ¿delegas o te cuesta? ¿Qué tareas prefieres delegar y cuáles te resistes a dejar que las hagan otros? ¡Cuéntanoslo!
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Imágenes | Unsplash.